Noemi González Martínez nació en Valladolid, su padre de Palencia y su madre de Lérida, Cataluña, aunque observa que su familia es una mezcla total, algunos han venido de Andalucía, otros de Cataluña o País Vasco.
Llegó hace cinco años al colegio La Laguna[1] y le conté que quería conversar con ella porque Vanesa,[2] la directora de la escuela, me insistió en que debía conocer y difundir su trabajo.
También es cierto que ya la había visto y pensado que podía ser una candidata a entrevistada cuando recibió el premio Cascajo a la Excelencia 2024[3]
Ella asegura que Vanesa ha sido fundamental para sacar adelante el proyecto de lenguaje de signos en el colegio, siendo pionero en Castilla y León,[4] a la par de otro en Ponferrada.
Noemí es maestra de audición y lenguaje y conjuntamente con el área de pedagogía terapéutica se dedican a la atención de la diversidad en niños que tienen necesidades puntuales y transitorias durante el proceso educativo.
Es una mujer con mucha potencia y energía, porque su deseo es apoyar a quien lo necesita, viendo en la cohesión social la posibilidad de un mundo mejor en el que la indiferencia no sea lo que caracterice el día a día.
Comenzando me observa que las personas con discapacidad auditiva asumen que son sordas y no hay problema con esto, pero lo de mudo les desagrada, porque está relacionado con tener voz propia y ellos la tienen, pero al no escucharse, no la modulan.
¿Qué estudiaste, dónde y cómo comenzaste a enseñar?
— Yo estudié magisterio por audición y lenguaje en la Facultad de Magisterio de la Universidad de Valladolid, porque esto ha sido siempre mi pasión, los sonidos y cómo suenan las palabras en sí, además de la literatura.
Paralelamente me formé en lenguaje de signos y pasé el examen de intérprete. En aquel momento no existía una carrera, solo asociaciones privadas.
Después, cuando surgió la carrera, realicé el ciclo y obtuve el título reconocido por el Estado de manera oficial.
Yo entonces ya trabajaba de intérprete en la Federación de Personas Sordas de Castilla y León,[5] en Sordos en Acción[6] y en la Universidad de Salamanca como intérprete para una chica sorda de clases de Bellas Artes.
De eso tengo un recuerdo fabuloso por lo mucho que aprendía mientras hacía la interpretación. Luego estudié la segunda carrera, licenciatura de Lingüística en la Universidad de León.
Durante estos estudios aprobé las oposiciones de docente. Finalicé mi trabajo con las personas sordas y entré al mundo de la educación,
Fui enviada por 5 años a Lumbrales,[7] un pueblo de Salamanca cercano a Portugal. También estuve en Alba de Tormes[8] y Mantilla de los Caños.[9]
Los maestros durante nuestras carreras damos muchas vueltas, yendo a trabajar de un lugar a otro[10] Lo más común es que cuando apruebas las oposiciones vayas lejos de tu casa.
Después pasé a Segovia, seis años en Cuellar,[11] hasta que regresé a Valladolid, siendo mi plaza Puente Duero,[12] en donde no hay niños suficientes para justificar la presencia permanente de un maestro de mi área.
Sin embargo, mi puesto es itinerante, por lo que voy a pueblos cercanos, aunque el número de niños es reducido. En educación esto suele pasar, el desplazamiento, al no ser necesario que el docente permanezca ahí las ocho horas.
A los llamados desplazados, como yo, les dan como compensación y en base a una lista, la posibilidad de elegir en cuál colegio desea estar, por haberles movido del que les correspondía.
Yo estuve tratando de encontrar donde desarrollar mis capacidades y poder decir: este es mi lugar y lo encontré, porque en Laguna se está muy bien y este colegio es fenomenal. Llegué para el año escolar 2020/21 dando primero de primaria.
¿Por qué esa inclinación hacia las personas con problemas de audición?
— De pequeño se descubren los talentos y yo me quedaba fascinada con el telediario a las 6 de la tarde viendo a la intérprete en lengua de signos al lado de la locutora.
También, tuve a una compañera en el colegio cuyos padres eran sordos y yo observaba cómo se comunicaban. Después le pedía que me enseñase porque quería aprender.
Pude tener cerca algo que no es muy frecuente que pase, más la sensibilización que se fue dando con la tele.
Al principio estuvieron mis ganas de comunicarme y relacionarme con algún niño sordo lo que me motivo hacia el lenguaje de signos.
Además, hubo dos películas muy inspiradoras que me marcaron y afianzaron mi amor por la lengua de signos: “Hijos de un Dios menor,”[13] con un protagonista sorda realmente y “La vida de Hellen Keller”[14]
La segunda es una historia impactante porque ella es una mujer sordo-ciega y su maestra, Ann Sullivan,[15] fue su intérprete toda su vida.
Hellen, es un referente mundial al ser la primera universitaria con sus características y por las conferencias sobre su discapacidad alrededor del mundo .
¿Existen diferencias en el lenguaje de signo?
— La lengua es cultural y responde al lugar en donde se desarrolla. En España hay dos lenguas de signos: la española y la catalana, teniendo ciertas diferencias.
Un simple ejemplo, tomate en español se hace como si se le saca el brillo y en catalán es como si el tomate se “suca”, se moja en el pan. En algo tan simple, ya no es igual.
¿Tú conocías a Laguna?
— Sí, porque tengo amigas aquí y también muchas veces estuve en las fiestas y los toros. Veníamos con la pandilla de amigos jóvenes sordos.
Para mí era ideal por la cercanía con Valladolid y el montón de gente que había con un ambientazo impresionante. Me la pasaba fenomenal.
En este poco tiempo ¿qué recuerdas de excepcional en Laguna?
— Que llegué justo cuando acabábamos de abrir luego del cierre producido por la pandemia. Un año de mascarillas, limpieza permanente de las manos y la distancia social.
¿Cómo fue la situación de las personas sordas durante la pandemia?
— Lo vivieron muy mal y se les hizo aún más difícil la comunicación con las mascarillas.
De hecho, se llegaron a fabricar transparentes en los labios para que pudiesen leerlos, pero no estaban homologadas y eso fue otro problema.
La lectura labial de por sí es muy difícil, no siendo posible captar todas las palabras porque existen fonemas invisibles, los velares (j, k y g) que no se forman en los labios o los bilabiales como: papá, mamá, bebé y ambos complican mucho la comprensión.
Por lo que ellos tienen que interpretar el hueco que les queda cuando los labios no son la única fuente de la palabra u otras circunstancias que se dan al hablar. Es muy complejo y tenemos poca conciencia de esta situación.
¿Cómo te sientes en esta escuela y en Laguna?
— Yo sinceramente me quedo en este cole porque estoy súper a gusto y lo adoro todo: niños, padres, personal. Repito todo los años y espero seguir haciéndolo muchos más. El claustro se vuelca en todas las actividades que se hacen.
El centro es muy activo, estando todos muy motivados e implicados, siendo igual con el lenguaje de signos desde que comenzó en 2021. Cuando te hablo del centro incluyo a las familias que están encantadas con el tema.
De hecho, me han escrito familiares que desean aprender el lenguaje de signos y no es posible porque es en horario escolar y para los niños, pero demuestra el gran interés que suscita.
Asimismo, hay personas perdiendo la audición y ven en esto una gran posibilidad para comunicarse. Sus hijos vienen al colegio y les han ido enseñando. Se podría decir que existe una necesidad social.
En el caso de Laguna como pueblo me encanta, no te puedo expresar otra cosa. Está muy bien comunicado con Valladolid, tiene una buena accesibilidad y es increíble.
Sus espacios naturales son encantadores, la acequia me fascina, es un tesoro de Laguna, tanto, que yo traigo amigos de Valladolid para que la conozcan y paseamos por ella y ahora, en otoño, con las hojas cambiando de color y cayendo…soy fan.
Para mí es un sitio muy bonito y mágico y si viviera aquí, estaría todos los días en la acequia, lo resumo diciendo que es un tesoro ecológico de este lugar.
¿Qué piensas del Premio Cascajo al Proyecto Educativo del curso 23/24 que el Ayuntamiento le otorgo al colegio La Laguna por: “Lengua de Signos en el Cole” que tú diriges?
— Muy importante, porque se revierte de forma positiva en las personas sordas que viven en Laguna y les da visibilidad en la vida cotidiana.
Un efecto visible, tengo amigos sordos aquí y me dicen que hay niños que les dicen “buenos días o buenas tardes y sus nombres”, lo que implica un proceso de integración recíproco.
El premio para este proyecto en un colegio público implica hacerlo muy visible y con ello, a la lengua de signos, las personas sordas y situaciones que son desconocidas.
En el discurso hablé un poco de eso. La importancia de la sensibilidad y la comunicación, esencialmente humana, en un mundo tan globalizado y robotizado.
A nivel personal ¿qué sentiste con el premio Cascajo?
— Fue una mezcla de sentimientos, alegría y orgullo al verse reconocido el trabajo y a la vez, lo increíble de que se pusiera a la lengua de signo como en alfa, hacer visible a un grupo que está ahí y no siempre lo ve la sociedad.
Además, lo relevante que es darle un premio a un proyecto de una lengua especial para la comunicación de aquellos que no escuchan. Significó un alegrón.
También recordé mucho a los profesores sordos de la Asociación de Personas Sordas en Acción que tuve en la Universidad de Valladolid y todo el trabajo que realizan para integrar y dar visibilidad a quienes no oyen.
¿Cómo fue el proyecto y qué cursos participaron?
— El proyecto continúa y participa toda la escuela, sin embargo, en educación infantil (3 a 6 años), se realiza un taller de estimulación del lenguaje, una vez a la semana, media hora.
El estímulo es con cuentos, canciones, rimas y un trabajo específico de acompañamiento lingüístico, introduciendo una cantidad reducida de signos: días de la semana, colores, etc., para que exista una entrada multisensorial.
Todo muy lúdico y al ser gestual, se produce una doble estimulación a nivel psicomotor.
La lengua de signos tiene muchos beneficios, no solo para las personas sordas. En principio, la comunicación no verbal aumenta. Piensa que una persona sorda entra en una habitación y al minuto, te puede indicar lo que hay.
Tienen la percepción más desarrollada, logrando agudizar la atención y memoria visual. Estas capacidades afloran en todo aquel que estudie lenguaje de signos.
El campo visual se amplía, porque quienes oyen lo tienen enfocado hacia delante, unos 90° y podríamos decir que es extendido a unos 180°.
Cuando enseñas este lenguaje los niños hacen un puente, una combinación entre palabras y signos y esa estimulación lingüística activa otras conexiones neurales.
¿Recuerdas algo curioso que te haya pasado?
— Para mí algo recurrente, además de curioso, es que cuando le doy clases a los niños, siempre quieren saber el signo de Laguna de Duero.
A la hora de generarse signos nuevos hay muchos mecanismos. Uno de ellos es colocarle al lugar el que identificó a la primera persona sorda y así pasó en Laguna.
Hace mucho tiempo hubo una persona sorda que se identificaba con el gesto de la mejilla y por eso, es la forma de reconocer al pueblo. Yo desconozco el nombre.
Otra cosa curiosa es que con una amiga de la carrera de intérprete de signos, salíamos todos los fines de semana con nuestros amigos sordos y cuando íbamos a las discotecas, ellos se situaban al lado del altavoz para sentir las vibraciones de la música.
Además, había algunos que bailaban de forma impresionante, siguiendo el ritmo de la música a través de la vibración.
Termino la entrevista con Noemí y me siento fascinado, pensando como el mundo nos ha llevado a darle prioridad a la palabra, cuando en ocasiones, es la que menos habla.
Noemí es una mujer excepcional, en una escuela que también lo es y uno siente que gracias a gente así, provoca amar al ser humano, capaz de sobrepasar y superar las barreras que alguna vez la naturaleza colocó para que la sociedad sea más amable.
Gracias Noemí, un gran placer, honor y aprendizaje haberte conocido.
Oswaldo Reques
Diciembre 2024.
[2] Directora, VANESA SÁENZ VILLAR
[3] Premios Cascajo a la Excelencia 2024, Laguna de Duero:
[4] “CEIP La Laguna, Laguna de Duero (Valladolid) En el año 2021, el centro puso en marcha un nuevo proyecto educativo: “La integración en nuestras manos: aprendiendo LS”. Consideran que es un buen momento para aprender esta lengua debido a que así les dotarán de una herramienta muy importante para poder comunicarse con la comunidad sorda, desarrollan la empatía, la atención y la memoria visual, mejora la coordinación ojo-mano y la comunicación no verbal. Es un proyecto anual que ha tenido una gran acogida en la comunidad educativa, por parte del profesorado, alumnos y las familias”. FRANCIA CUETO, Cristina, La lengua signos como refuerzo lenguaje oral a través de canciones infantil, Facultad de Educación de Palencia, Universidad de Valladolid, p. 20, 2023