miércoles, 23 de junio de 2021

Feliz verano desde el bosque



Cuando en septiembre comenzamos a entrar en nuestro bosque no sabíamos muy bien hacia dónde nos dirigíamos ni cómo terminaría esta travesía. Llevábamos únicamente con nosotras la idea en la mente y la ilusión en el corazón. Al atravesar el bosque, siempre es así, te enfrentas a imprevistos e incluso a peligros y en nuestro caso también, los cuales hemos ido superando uno tras otro. 

Hemos conocido más de veinte árboles singulares de Valladolid, abetos, cipreses, olivos, álamos, palmitos, álamos negros...  y más de veinte bosques del mundo, desde el pinar de Antequera hasta el Amazonas, pasando por los bosques de cerezos y bambú de Japón, admirándonos ante las grandes secuoyas de California. 

Durante estos meses de conformación de nuestro propio ecosistema en las aulas de 1ºA y 1ºB hemos aprendido a ver la naturaleza con otros ojos, los de la admiración y el respeto, aumentando nuestra conciencia ecológica y nuestra reverencia.  Hemos salido a observar y pintar los árboles de nuestro patio, magníficos álamos blancos, en las diferentes estaciones del año, sorprendiéndonos de sus cambios. Hemos cultivado y cuidado un pequeño huerto, de hortalizas y de aromáticas y hemos recogido flores y espigas para hacer ramos y decorar nuestro aula. Por su parte, los duendes del bosque nos dejaron un calendario de adviento en Navidad y unos huevos de chocolate en Pascua ; )  

Hemos enlazado y globalizado al máximo los aprendizajes, relacionando tanto los cuentos y los poemas como las actividades plásticas y artísticas con los contenidos curriculares de todas las áreas. Hemos cantado y bailado y también hemos aprendido lengua de signos, entre ellos el signo de la paz. Cada viernes hemos tenido un viernes de cuento, en el que hemos leído y recreado cuentos que suceden en los bosques. Hemos conocido ampliamente la obra de Vincent Van Gogh y su amor por los árboles, también a Frida Kahlo. Hemos probado a qué sabe la Luna trabajando en ciencias el sistema solar... Hemos aprendido a trenzar lana y realizar preciosas cadenetas para colgar preciosos móviles con elementos de la naturaleza: hojas, piñas, palos... tan sencillos como bellos. 

Pero, a nuestro entender, lo mejor de todo es lo que no se ha visto, es lo que ha sucedido bajo tierra, con nuestras raíces. Nuestro bosque, que tan tímidamente comenzó en septiembre, con las distancias sociales y las mascarillas, ha ido poco a poco tomando forma. Nuestras raíces se han ido conectando, todos y cada uno de nosotros en nuestro aula nos hemos acercado y conectado. Hemos sentido que conformamos un bosque, un grupo. Cada uno de nosotros diferente del otro, cada uno de nuestra propia especie y, al tiempo, integrados en un grupo donde todos tenemos cabida, donde nuestras raíces sí se tocan y se cuidan, donde la urdimbre se nutre de calma, alegría, respeto y convivencia. 

Este es el tesoro de este nuestro bosque... 

Gracias, a las familias por participar, al centro por su colaboración, gracias a mi paralela por su incondicionalidad y buen hacer : ) y gracias, sobre todo, a nuestr@s alumn@s, los auténticos protagonistas de este maravilloso curso, pintando de colores un año que se presentía gris y que ha terminado siendo un vibrante arco iris. 

Gracias desde el bosque.... ahora a disfrutar del verano.  





2 comentarios:

  1. Precioso proyecto compañera, un lujo trabajar a tu lado 💚

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  2. Una programación estupenda y un proceso increíblemente formativo, lo que habrán disfrutado todos los niños con las actividades propuestas. Tu ralato para explicarlo en la entrada es bello.. muy bello..Me encantan esas raíces conectadas y sintiéndose un todo y también un ente. Eres genial, amiga

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